jueves, 13 de febrero de 2014

SE CONMEMORA HOY EL DIA MUNDIAL DE LA RADIO - UN HOMENAJE A QUIEN FUE EL GESTOR DE UN FENÓMENO EN EL AÑO 1938 -ORSON WELLES

Lo proclamó la UNESCO y ratificó luego la Asamblea General de las Naciones Unidas. El presidente de AIR, Alexandre Jobim, difundió un mensaje al respecto.
ALEJANDRE JOBIM - Presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusion (A.I.R.)

Proclamado por la UNESCO, con el apoyo de la UIT y ratificado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se conmemora hoy el Día Internacional de la Radio.
El presidente de AIR, Alexandre Jobim, dijo que hoy se celebra a escala internacional el Día de la Radio para exaltar en cada país la trascendente misión de este medio por la Libertad de Expresión, el intercambio de ideas y opiniones, el entretenimiento, la diversidad de mensajes y su capacidad de llegar hasta los lugares más apartados uniendo a los pueblos.

"Es un merecido reconocimiento a un medio que por más de 90 años ha dado pruebas de su inmenso aporte a sus oyentes y comunidades", añadió.
"Su labor informativa es esencial para la participación de los ciudadanos en los grandes temas que importan para el desarrollo y progreso de las sociedades libres y democráticas", agregó.
Finalmente, destacó que se trata de un medio que "nos alienta para avanzar día a día, acompañando en todo momento fomentando el pensamiento y la imaginación". 


El día que los marcianos cambiaron la historia de la radio 

El 30 de octubre de 1938 los estadounidenses aprendieron a la fuerza el poder que podían ejercer los medios de comunicación de masas. El culpable fue un actor entonces semidesconocido, Orson Welles. Su dramatización de 'La guerra de los mundos', que llega ahora a los cines, además de provocar el pánico de miles de personas, cambió para siempre la historia de la radio. 
Era la víspera de Halloween cuando hacia las ocho de la mañana millones de personas conectaron sus radios con un programa de teatro en el que habitualmente se retransmitían obras de Orson Welles. 
En el estudio del Teatro Mercury antes habían dramatizado 'El Conde de Montecristo', o 'Drácula', y en esta ocasión, Welles había previsto emitir la adaptación teatral del clásico de H. G. Wells, 'La Guerra de los mundos', aunque hizo un importante cambio: bajo su dirección, la obra estaba escrita e interpretada simulando una emisión de un boletín informativo sobre la invasión de los marcianos, una técnica que, supuestamente, iba a dar mucho más dramatismo a la obra. 
Y vaya si lo consiguió. 
Sólo al comienzo de la emisión, en torno a las 8.30 horas de la mañana, Welles advirtió a sus oyentes de que lo que iban a escuchar a continuación era ficción. La actuación de la orquesta Ramón Raquello fue súbitamente interrumpida por el primero de toda una serie de preocupantes 'boletines informativos': "Noticia de última hora. A las ocho menos veinte de esta mañana, el profesor Farrell del observatorio Mount Jennings, en Chicago, ha reportado la observación de varias explosiones de gas incandescente a intervalos regulares en el planeta Marte", decía el primero de ellos. 
En cuestión de minutos, los marcianos 'llegaron' a la Tierra, concretamente a la localidad de Grovers Mill, en el estado de New Jersey, que fue elegida por Orson Welles y el otro guionista del programa, Howard Koch, con un método muy poco científico: apuntando sin mirar con un bolígrafo a un mapa. Que comenzara a cundir el pánico entre la población fue cuestión de minutos, y el miedo se propagó con mayor intensidad según los 'boletines' de la radio se iban haciendo más preocupantes y los marcianos comenzaban su avance imparable y sangriento hacia Nueva York. La gente comenzó a salir a la calle, presa del pánico. Miles de personas colapsaron las centrales de la policía, y fueron centenares los que corrieron a buscar armas y esconderse en sótanos y túneles. Hubo incluso quienes acudieron a comisarías de policía con toallas húmedas en la cara para protegerse del 'gas venenoso' con el que atacaban los marcianos. 
El caos fue tal que llegó a la portada del New York Times y la gran mayoría de los medios estadounidenses al día siguiente. 
Pero ¿cómo fue posible que la gente no se diera cuenta de que se trataba de un programa de ficción? Welles advirtió a los oyentes de que se trataba de una farsa al principio del programa, pero no volvió a hacerlo hasta 40 minutos después. Los expertos creen que gran parte de los oyentes no escuchó el comienzo de la función, puesto que la cadena de radio rival emitió en esos momentos el Show de Charlie McCarthy, el de más audiencia del país. 
A los diez minutos del comienzo del programa se hacía una pausa publicitaria, lo que miles de oyentes aprovecharon para cambiar de cadena. Fue entonces cuando se encontraron con los 'boletines informativos' que interrumpían la programación de la Columbia Broadcasting System. Y para cuando llegó la nueva explicación de Welles, muchos habían caído ya presas del pánico. 
Para contribuir más a que los oyentes se creyeran la historia, Welles y Koch decidieron trasladar los escenarios de 'La Guerra de los mundos' original hasta Estados Unidos en lugar de Londres, lo que dio sensación de cercanía y credibilidad a la historia. 
En esa ápoca, el año 1938, la televisión era poco más que un experimento en algunas ciudades estadounidenses, mientras que la radio era el medio de comunicación de masas más utilizado. Tres de cada cuatro familias tenían una estación de radio en casa, y sólo en el año 1936 se vendieron ocho millones de aparatos. 
Welles y el resto de actores del programa, ajenos al caos que estaban organizando, acabaron su dramatización diciéndoles a los oyentes que todo era una broma.
"Damas y caballeros, les aseguro que 'La guerra de los mundos' no tenía otra intención que entretenerles en la víspera del día de Halloween. 
Es nuestra particular manera de salir de detrás de un arbusto y decir 'boo'", terminó el prometedor actor la narración. 
Tras el pánico, las autoridades estadounidenses reaccionaron enfurecidas, aunque en realidad la cadena de radio que emitió el programa no había vulnerado ninguna ley. A pesar de ello, la policía hizo una visita a la emisora y se incautó de todo el material empleado en la obra. 
Todo, menos una copia del guión que se llevó a casa Koch, y que 50 años después adquirió Steven 
Spielberg .

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